Catalanes de mierda
Un pobre desgraciado ha tenido que dimitir por usar esta expresiᅵn, o mejor dicho: el ministro Margallo le ha cesado. Si hubieran sido cesados o hubieran dimitido todos los que alguna vez han dicho "espaᅵoles de mierda", o los que con mᅵs o menos gracia han sugerido que Espaᅵa es una mierda, no quedarᅵa ningᅵn independentista con cargo. Pero es que ademᅵs es verdad: "catalanes de mierda". Lo dijo tambiᅵn don Luis de Galinsoga: todos los catalanes son una mierda, y en su caso tuvo mᅵs mᅵrito en tanto que se avanzᅵ a su ᅵpoca, porque en aquel entonces todavᅵa los catalanes no habᅵamos explicitado nuestro interminable repertorio de miserias.
Que despuᅵs de tanto tiempo nuestros recursos sean manifestaciones multitudinarias, conciertos maratonianos, silbar himnos y hacer cadenas humanas es en efecto lamentable. Somos una gran mierda. Que nos hayamos dejado saquear por una casta polᅵtica infame justifica cualquier insulto que puedan dedicarnos.
Un pueblo digno se alza para conseguir lo que quiere y lo consigue de inmediato, porque sentimiento y destino son una sola cosa. Un pueblo que quiere ser libre toma la libertad al precio que sea y la defiende como quien defiende su vida, porque ambas cosas son lo mismo entre hombres y paᅵses dignos.
Pero a los catalanes nos falta dignidad y nos sobra orgullo: y eso nos convierte en un pueblo mezquino e incapaz de estar a la altura de nuestra Historia.
La exacta medida de nuestra mediocridad se concreta en que todavᅵa sean necesarios este tipo de debates, despuᅵs de tantos aᅵos. Los corderos siguen siendo corderos y no se han convertido en leones. Que el ministro Margallo obligue a dimitir al pobre diablo que nos llamᅵ "mierda" es un premio de consolaciᅵn para una Cataluᅵa que insiste en retozar en el lodazal del victimismo sin querer pagar el precio de su emancipaciᅵn, mientras acusa a los demᅵs de querer exterminarla cuando en realidad es ella misma quien se degrada con su cobardᅵa, con su presidente y su equipo que en un paᅵs normal pedirᅵan caridad por las esquinas, y con una ambiciᅵn polᅵtica de poblado, de tribu moralmente invertebrada e intrᅵnsecamente corrupta.
Que don Luis de Galinsoga, director de La Vanguardia cuando La Vanguardia era franquista en lugar de independentista, fuera cesado por Franco al decir que todos los catalanes son una mierda, fue una clarᅵsima mediocridad del Caudillo, que habrᅵa ayudado mucho mᅵs si en lugar de matar al mensajero hubiera clausurado La Vanguardia, para corregir de este modo el diagnᅵstico de don Luis, que de ningᅵn modo se puede considerar tan equivocado si uno piensa que un diario como La Vanguardia era y es el que mᅵs leen los catalanes.
El cese de este pᅵjaro de la Marca Espaᅵa es mᅵs o menos el mismo caso. Mientras nos escandalizamos por sus palabras evitamos cualquier autocrᅵtica, cualquier introspecciᅵn y cualquier apuesta por el progreso y la calidad; y nos hundimos cada vez mᅵs en la podredumbre, en la miseria y en la mezquindad, armando de todavᅵa mᅵs razones al prᅵximo bravucᅵn que venga a insultarnos.